Hace un tiempo que vengo pensando en escribir un blog sobre educación musical, pero no podía decidir sobre qué escribir. Ya existen muchas opciones excelentes donde educadores musicales pueden encontrar buenas ideas para avivar su práctica como educadores musicales. Así que, lo que yo espero con este blog es crear un espacio donde podamos hablar sobre prácticas culturalmente receptivas en el salón musical y compartir ideas de lecciones musicales y repertorio coral infantil que promuevan una visión cultural inclusiva.
Me encantaría comenzar con una historia de cómo yo llegué a este espacio en mi carrera educativa. Quizás es el sentimiento de extranjera que cargo conmigo, mientras navego mi tan hospitalario país huésped, que aumenta mi habilidad para apreciar toda la diversidad que existe a mi alrededor o quizás a mi siempre me ha atraído la idea de aprender sobre culturas diferentes a la mía. Una de las experiencias que más disfruto es el caminar por las calles de una ciudad populosa y llena de diversidad y escuchar todos los diferentes idiomas que se hablan a la vez. Todo esto y mi pasión por la educación musical es lo que me ha llevado a creer que la música es una de las vías más efectivas para explorar la diversidad cultural.
Vivimos en un mundo con una abundancia de información. La manera que accedemos información hoy día nos permite alcanzar todos los lugares de nuestro planeta casi de manera instantánea, siempre y cuando el espectador tenga acceso al internet.
Esta manera tan fácil de acceder información le da la oportunidad a la población mundial a unificarse por su deseo de seguir las últimas tendencias, pero esto también puede provocar negligencia por lo que es único y particular en cada comunidad cultural. Podemos encontrar fanáticos alrededor del mundo esperando la salida del más reciente número musical de su artista favorito y todos pueden disfrutar de esta experiencia simultáneamente gracias a la existencia del internet. Esta es una experiencia unificadora. Pero, ¿estamos poniendo la misma energía en elevar y promover lo que nos hace pertenecer a nuestras comunidades, lo que nos hace únicos?
A medida que vamos cambiando a un mundo más global, la música de moda llena todas los ámbitos de nuestra rutina diaria, lo cual en muchos casos previene a la generación actual a definir y mantener su identidad como parte de un grupo cultural en particular.
Como maestra de música elemental, yo he notado como mis estudiantes los une su gusto por el último éxito popular, lo cual aprecio, pero también he notado como muy rara vez pueden expresarse con propiedad sobre la música particular de la comunidad cultural o núcleo familiar al que pertenecen. Muchas veces me pregunto si su afán en pertenecer a su grupo generacional inmediato es tan fuerte que no les da la oportunidad de disfrutar toda la diversidad que los hace únicos. Aprender a hacer, disfrutar e interactuar con la música es una habilidad que llevamos con nosotros durante todo el transcurso de nuestra vida.
Durante mi primer año como maestra de música en una escuela primaria en los Estados Unidos, que tiene un sistema educacional en muchas ocasiones sumamente diverso, tuve la oportunidad de ser parte del grupo de maestros que iniciaron un escuela bilingüe donde la mayoría de su población estudiantil son inmigrantes o descendientes mexicanos. El reconocer la población que yo estaba sirviendo me ayudó a tomar la decisión de que para nuestro primer concierto nosotros íbamos a cantar al muy mexicano. Por esta razón, yo escogí el arreglo para 3 partes de “Cielito Lindo” de Juan-Tony Guzman, “Tío Tony” para nosotros.
Mi intención era aprender, reconocer y conectar con mis estudiantes a través de su música. Lo que descubrí es que ellos no sabían mucho sobre su música.
A medida que estudiamos la música, su estilo, origen, texto, instrumentación y demás, empezamos a reconocer indicios culturales con los que ellos empezaron a identificarse. Pronto, yo noté las conversaciones entre ellos. Les escuché decir como ellos empezaron a tener conversaciones con sus padres y abuelos y como estos comenzaron a compartirles historias acerca de lo que fue crecer en sus países de origen y como esta canción era parte del banda sonora su infancia. Muchas conecciones empezaron a emerger.
Un proceso que comenzó como un recurso de crear conecciones entre mis estudiantes y yo se convirtió en diferentes generaciones compartiendo tradiciones y estableciendo aún más su identidad como miembros de sus círculos familiares y de sus comunidades, pero lo más importante como individuos.
Como educadora musical, tenemos la oportunidad de abrir el camino a diversas culturas a través de la música. Por eso es muy importante crear un programa de música que responda a la diversidad cultural que existe en cada salón.
La música contiene información cultural específica de un país, período en la historia, comunidad, círculo familiar o asociación grupal, pero también contiene elementos como idioma, sonido, ritmo, danza e instrumentación, entre otros. Estos elementos ayudan a las personas a relacionarse, aprender, ser conscientes, aceptar e incluso comprender aspectos de las culturas.
Para crear competencia cultural es necesario crear una conciencia de todas las culturas que componen nuestras aulas. Luego, continúe el viaje explorando aquellas culturas que a menudo son marginalizadas. También, esta conciencia debe contribuir a definir y desarrollar una identidad cultural personal.
El sentido de validación e identidad que siente una persona cuando se reconocen sus propias tradiciones son invaluables. Es un momento muy alentador que podría estimular un sentido de aceptación e identidad entre sus estudiantes. El poder de la música es transformador.
No es necesario viajar demasiado lejos para experimentar diversidad. Hay una gran cantidad de culturas que coexisten dentro de las fronteras de cada país. Disfruta y abraza la diversidad, pero sobre todo, ¡sigue haciendo música!
Me encantaría comenzar con una historia de cómo yo llegué a este espacio en mi carrera educativa. Quizás es el sentimiento de extranjera que cargo conmigo, mientras navego mi tan hospitalario país huésped, que aumenta mi habilidad para apreciar toda la diversidad que existe a mi alrededor o quizás a mi siempre me ha atraído la idea de aprender sobre culturas diferentes a la mía. Una de las experiencias que más disfruto es el caminar por las calles de una ciudad populosa y llena de diversidad y escuchar todos los diferentes idiomas que se hablan a la vez. Todo esto y mi pasión por la educación musical es lo que me ha llevado a creer que la música es una de las vías más efectivas para explorar la diversidad cultural.
Vivimos en un mundo con una abundancia de información. La manera que accedemos información hoy día nos permite alcanzar todos los lugares de nuestro planeta casi de manera instantánea, siempre y cuando el espectador tenga acceso al internet.
Esta manera tan fácil de acceder información le da la oportunidad a la población mundial a unificarse por su deseo de seguir las últimas tendencias, pero esto también puede provocar negligencia por lo que es único y particular en cada comunidad cultural. Podemos encontrar fanáticos alrededor del mundo esperando la salida del más reciente número musical de su artista favorito y todos pueden disfrutar de esta experiencia simultáneamente gracias a la existencia del internet. Esta es una experiencia unificadora. Pero, ¿estamos poniendo la misma energía en elevar y promover lo que nos hace pertenecer a nuestras comunidades, lo que nos hace únicos?
A medida que vamos cambiando a un mundo más global, la música de moda llena todas los ámbitos de nuestra rutina diaria, lo cual en muchos casos previene a la generación actual a definir y mantener su identidad como parte de un grupo cultural en particular.
Como maestra de música elemental, yo he notado como mis estudiantes los une su gusto por el último éxito popular, lo cual aprecio, pero también he notado como muy rara vez pueden expresarse con propiedad sobre la música particular de la comunidad cultural o núcleo familiar al que pertenecen. Muchas veces me pregunto si su afán en pertenecer a su grupo generacional inmediato es tan fuerte que no les da la oportunidad de disfrutar toda la diversidad que los hace únicos. Aprender a hacer, disfrutar e interactuar con la música es una habilidad que llevamos con nosotros durante todo el transcurso de nuestra vida.
Durante mi primer año como maestra de música en una escuela primaria en los Estados Unidos, que tiene un sistema educacional en muchas ocasiones sumamente diverso, tuve la oportunidad de ser parte del grupo de maestros que iniciaron un escuela bilingüe donde la mayoría de su población estudiantil son inmigrantes o descendientes mexicanos. El reconocer la población que yo estaba sirviendo me ayudó a tomar la decisión de que para nuestro primer concierto nosotros íbamos a cantar al muy mexicano. Por esta razón, yo escogí el arreglo para 3 partes de “Cielito Lindo” de Juan-Tony Guzman, “Tío Tony” para nosotros.
Mi intención era aprender, reconocer y conectar con mis estudiantes a través de su música. Lo que descubrí es que ellos no sabían mucho sobre su música.
A medida que estudiamos la música, su estilo, origen, texto, instrumentación y demás, empezamos a reconocer indicios culturales con los que ellos empezaron a identificarse. Pronto, yo noté las conversaciones entre ellos. Les escuché decir como ellos empezaron a tener conversaciones con sus padres y abuelos y como estos comenzaron a compartirles historias acerca de lo que fue crecer en sus países de origen y como esta canción era parte del banda sonora su infancia. Muchas conecciones empezaron a emerger.
Un proceso que comenzó como un recurso de crear conecciones entre mis estudiantes y yo se convirtió en diferentes generaciones compartiendo tradiciones y estableciendo aún más su identidad como miembros de sus círculos familiares y de sus comunidades, pero lo más importante como individuos.
Como educadora musical, tenemos la oportunidad de abrir el camino a diversas culturas a través de la música. Por eso es muy importante crear un programa de música que responda a la diversidad cultural que existe en cada salón.
La música contiene información cultural específica de un país, período en la historia, comunidad, círculo familiar o asociación grupal, pero también contiene elementos como idioma, sonido, ritmo, danza e instrumentación, entre otros. Estos elementos ayudan a las personas a relacionarse, aprender, ser conscientes, aceptar e incluso comprender aspectos de las culturas.
Para crear competencia cultural es necesario crear una conciencia de todas las culturas que componen nuestras aulas. Luego, continúe el viaje explorando aquellas culturas que a menudo son marginalizadas. También, esta conciencia debe contribuir a definir y desarrollar una identidad cultural personal.
El sentido de validación e identidad que siente una persona cuando se reconocen sus propias tradiciones son invaluables. Es un momento muy alentador que podría estimular un sentido de aceptación e identidad entre sus estudiantes. El poder de la música es transformador.
No es necesario viajar demasiado lejos para experimentar diversidad. Hay una gran cantidad de culturas que coexisten dentro de las fronteras de cada país. Disfruta y abraza la diversidad, pero sobre todo, ¡sigue haciendo música!
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